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martes, 6 de noviembre de 2018

Aquello que nos hace fuertes


En el mes de mayo viajé a mi ciudad natal por primera vez con Mila y anoté en el teléfono móvil un montón de ideas y de sensaciones que tuve tras casi dos años sin volver. Poco después también pude conocer una nueva ciudad de Colombia, Buenaventura, donde alguien afro me “bautizó” con toda calidez y me hizo conocer sus costumbres. También tenía montones de ideas para transmitir lo que sentí en esa zona de la costa colombiana.

Pero hace más de seis meses de opositora de eso. Y les llamo esa forma a mis meses porque desde que comencé a imprimir el primero de los temas que tenía que leer, resumir y estudiar he dejado de lado todo aquello que me hace sentir bien. Más allá de eso, de las horas de oficina y de la familia no he avanzado a cumplir las metas que me propongo, y eso incluye el blog. Desde marzo.

Sin lamentos. Cada quien elige.

Edificio tradicional, downtown
Por eso, hoy que ya he asumido que por el momento no voy a continuar opositando es cuando por fin continúo con todo. Escribiendo desde aquí, desde bien arriba en el mapamundi, sin mucha inspiración por el cambio horario pero con ganas de continuar. Y reconociendo que será más adelante cuando termine esos dos post que dejé a mitad. Prometo retomarlos.

Mejor hoy os cuento por ahora cómo percibo a ese “norte” del “hemisferio norte”, a su historia y a esa ciudad llamada Edmonton, capital de Alberta, Canadá. 

Desde hace un tiempo a esta parte se vienen escuchando algunas noticias sobre el país con la hoja de arce en su bandera. Y digo algunas noticias porque se trata de un lugar supuestamente tranquilo donde no hay noticias impactantes para las masas. Las novedades que llegan fuera de sus fronteras son su presidente progresista o la legalización del cannabis. Pero, por otro lado, según los sondeos que he ido haciendo, nadie sabe cómo viven las poblaciones antes de la colonia, cuáles son los pueblos que existían antes de la llegada de Inglaterra y Francia o por qué es un país con tantas diferencias a los Estados Unidos de América, a pesar de estar tan cerca.
Arte urbano
Lo que a continuación cuento no es más que mi impresión personal unida a una muy breve indagación de información, en la medida de mis posibilidades. Y es que no abandonar lo que me propongo es lo que siempre me ha hecho fuerte.

Pero ¿Qué hace fuerte los cree, los blackfoot, los metis, los nakota sioux, los iroquois o los dene, entre otros? Lo que conocen, lo que pueden contar y transmitir, su historia, sus tradiciones. Sin ello y sin sus pieles, casas, quehaceres domésticos y de caza, entre otras costumbres, son vulnerables y dependientes del medio. Hoy en día lo son, pero no siempre fue así. ¿Y si todavía pudiera cambiar?

Bisonte en las afueras de Edmonton
En el nuevo museo de Alberta, abierto el pasado 3 de octubre, hay una pequeña sala redonda, justo en el centro. Es algo oscura y tiene una única puerta de entrada. En el lado derecho de esa puerta hay una foto de personas mayores y al izquierdo está escrito “Donde está nuestra fuerza”. Fijándonos bien en las facciones de las personas del retrato vemos que se trata de población indígena o también llamada aborigen de la zona. Si entramos a la estancia vemos ropas y enseres muy distintos de cada grupo, entre los cuales se destaca la diversidad y las distintas formas de enfrentarse al entorno. Pero lo bello de dicho museo es que ese mini espacio no es independiente, sino que “irradia” sus saberes a todo el resto del "ala de historia humana", la más grande del centro cultural. Ese es el enfoque con el que está construida.

A diferencia de otros museos, el de Alberta pone a los y las habitantes canadienses que vivían allí antes de la colonia como centro de la historia. Este es un cambio importante que ha habido allí: pedir perdón a las personas indígenas a través del reconocimiento de los valores culturales que han perdido en siglo y medio. No obstante, esto no soluciona los problemas de marginalidad que en muchos casos siguen viviendo. Sólo les reconoce de una forma distinta a 20 años atrás.

Hora punta
Y es que no hay que olvidar que hace tan sólo 40 años todavía había quienes entraban a las reservas indígenas, robaban a niñas y niños, y les llevaban internados a la cuidad a “aculturizarse”, aprendiendo inglés o francés y olvidando lo que le podían enseñar sus ancestras y ancestros. Ascendientes, cabe decir, que murieron en muchos casos hace ya tiempo llevándose conocimientos sobre cómo ser más fuerte en ese entorno hostil cerca del polo norte. Conocimientos que hoy por fin, con más o menos suerte o con más o menos exactitud, se tratan de recuperar. Como por ejemplo la forma de elaborar los mapas según las especies que habitan en la zona, o según los frutos que sobreviven a la nieve.

Edmonton es una ciudad entre el desierto frío, casi helado o blanco diez meses de los doce, donde puede disfrutarse la aurora boreal durante todo el año. Es en medio de ese desierto donde viven y vivían estas poblaciones. Y hoy según todos los indicadores es, supuestamente, uno de los lugares más “desarrollados” de la tierra.

Chinatown, downtown
Pero esa no ha sido mi sensación personal. La primera impresión cuando llegué fue la de estar en un lugar en el que no existe la comunidad, sino que todo el mundo hace vida en casa y de forma individualista. Tras ello comencé a dialogar con gente de la zona y me di cuenta de que no es tan así, sino que el clima hace mucho y que en realidad son personas, en general, con gran cultura y amabilidad. Quienes allí viven. Sí. No se puede decir que sean de allí sino que son quienes allí viven, porque el 90% o bien han llegado recientemente desde Asia, o bien descienden de Europa o Latinoamérica, entre otros lugares.

¿En qué se basa la economía de Edmonton? En ganadería y petróleo, según me aseguran un par de lugareñas, sin que yo haya contrastado esa información por mi parte. Algo así como “el Texas de Canadá” me llegaron a decir. ¿Capitalismo? ¿Zona conservadora? No, solo un lugar con bellos bisontes, mestizaje y mucho para aprender, como tantos otros.

Mi reflexión es: ¿Por qué los sitios más fríos son los más buscados? ¿Por qué tanta gente pone todos sus ahorros en una visa a Canadá teniendo estudios para luego quizá acabar de taxista? Quizá el futuro y el seguir viajando me den una respuesta más acertada. A día de hoy sólo puedo pensar en petróleo, empresas y poder. Pero también en gente como yo, como cualquiera, que trata de adaptarse al clima en el que vive, de la mejor manera que consigue.

Centro de negocios
Quedaría un mundo de cosas para decir, pero en este momento de cambios en mi vida y de falta de tiempo son sólo las sensaciones que me dejan los viajes lo que puedo llegar a compartir. En realidad es lo más importante que puede dejarse plasmado. El futuro traerá muchas más cosas para quien las lea.

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