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domingo, 24 de mayo de 2015

Lo sostenible


DÍA 1

Lo sostenible, lo que se mantiene en el aire, lo que no se hunde, lo que aguanta y no se desmorona. Frente a mí, un montón de pájaros que están a punto de volar hacia Europa, hacia el verano de allá, para sostenerse. Esa es su forma de hacerlo desde hace mucho tiempo.

Acabo de levantarme en el Banc d’Arguin, es primero de mayo de 2015, día redondo para hablar sobre lo que se sostiene. Como digo, me he levantado al olor del café que alguien preparaba. Después he ido al baño y ahí, sobre un lavabo perfectamente nuevo pero sin grifo ni agua corriente, he leído el cartel que dice "desarrollo sostenible duradero". Mi pregunta es simple: ¿Cuánto durarán el cartel, el baño e incluso el desarrollo sostenible? Además, ¿cuánto durará la manada de pájaros frente a la playa? Y la gente que duerme en las jaima1 y que hoy se levanta conmigo a desayunar,  ¿se sostendrá?

Frente a mí, el océano que me separa de los tres continentes que conozco, a mi espaldas, el desierto que alguna vez estuvo lleno de vida. Los pájaros me ven y se alejan.

El cabo de Tafarit es bastante conocido aquí y algo peculiar. Las playas de Mauritania suelen tener mucho oleaje y no me llama especialmente la atención pasar la mañana en el agua, como me pasa en el mediterráneo. Pero aquí todo está calmado y hay que andar bien adentro para que cubra. Todavía no hace demasiado calor y a las familias mauritanas parece gustarles mucho venir unos días de vacaciones, aunque no se bañen.

Lo mejor de todo es el camino para llegar, pasando en medio de las dunas y dando botes que hacen menearse hasta el último de los músculos. Con esos saltos te parece que hasta tus órganos cambiasen de sitio y volvieran luego a su lugar. Sabes que no es así, pero te da esa sensación, y además te hace pensar en lo mucho que tu sostenibilidad depende de ese 4x4, mientras delante de ti se desvela el paisaje.

Pero sigue el viaje hacia el sur por el parque, con ese todoterreno por la línea de la playa, como antes hacía todo el mundo para ir de Nuakchot a Nuadibú, cuando no había carretera. Nunca había ido en coche por la orilla de la playa. Como no suelo repetir demasiado las cosas me quedaré con esta sensación, sostenible o no, y con el viento en la cara.


DÍA 2

Como en el día de hoy, sentada en la segunda parte del camino, la que lleva de vuelta a casa. El guía se acerca con leña. El grupo de las nueve personas que me acompañan esperan un rato, para poder comerse su "maaouiya"2 recén pescado. El sol se esconde. Las moscas y el olor intenso a mar, aunque molestan un poco, no estropean la sensación de ser un granito de arena. La noche entra y un pájaro se cuela en la jaima, uno de los miles que hay por aquí cerca…

Parece mentira que la inspiración no se sostenga en este sitio como lo hace en otros lados. Será, quizá, porque ésta suele llegar en momentos críticos. Hoy tengo una sensación de paz y de estar donde debo estar, quizá por eso no hay nada que haga saltar la chispa. Tal vez pueda mantener la llama encendida y no dejar de indignarme por lo mismo que hace quince años pero con madurez. Quizá la barca de pescadores que acaba de pasar me ayude a recuperar la sensación pensando en las largas jornadas que trabajan.

Por cierto, hace un rato ha sido justamente un grupo de pescadores el que ha traído nuestro "maaouiya" para la cena. No se lo habíamos pedido, simplemente nos estábamos dando un baño y se han acercado con la barca para pedirnos agua de beber. Les hemos dado un bidón de cinco litros y nos lo han cambiado por tres pescados. Así de simple. Así de fácil y sostenible.

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1. Tienda de campaña.
2.  A los pescados que no son los mejores pero que igual son gordos y sirven para alimentarse se les suele llamar "maaouiya", como al presidente Maaouiya Ould Sid’Ahmed Taya, quien estuvo al frente del gobierno entre 1984 y 2005, por todo lo que tenía y ostentaba, y lo bien que vivía. Dicho presidente fue depuesto por golpe de estado en 2005 y hoy vive en Qatar.