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domingo, 26 de junio de 2016

Alma tuareg, alma emberá


 … Gracias a las nubes, a esas nubes de hace más de dos meses de esta foto… Gracias a ello me he decido hoy, y no cualquier otro día, a publicar este post. Y es que las noticias que han llegado hoy desde mi país muestran que muchas veces la sociedad no quiere cambio, y que, desde mi punto de vista, tiene miedo. Mientras, por los lados del charco en los que me sumerjo desde inicio de este año, esta semana ha traído la paz.

Y es una sola voz por el fin del conflicto, la de una sola mujer a la que dieron hace poco espacio en un foro, una con carisma, la que me hizo sentir ser de nuevo parte de este pequeño mundo en el que cada quien mira para sí. Ella nos preguntaba a los asistentes ¿Por qué se olvida a nosotras, el 79% de las víctimas? Sin datos aproximados ni estadísticas certeras, más que su experiencia de vida, nos transmitía con ojos encarnados lo que había vivido.
 
http://www.rociodelatorre.com/
De repente, en ese momento, comencé a pensar también en una buena amiga tuareg, de la que me he despedido llorando hace cinco meses. No por dejar de vernos sino por contar su experiencia ha sido la única vez en la que la he visto llorando a ella, siempre tan alegre. Tuvo que huir de su país hace ya un par de décadas y rehízo su vida en Mauritania, pero cuenta sin tapujos entre mujeres las veces que fue violada en Mali ya por los años 80*. Fuerte es, muy fuerte, y tanto se sigue preocupando por mí que me sigue escribiendo "whatsapps" para ver si estoy bien. Necesito continuar llevando conmigo el alma del pueblo tuareg, y por ahora, en este contexto en el que vivo, puedo seguir recordándola con una pequeña pulsera que hizo a mano y me regaló.
 
Pero suma, no olvides. 

www.instagram.com/art_by_clod/
Mientras tanto, allá en ese viaje por esas nubes de hace un mes, en uno de esos pequeños aviones que se mueven hasta darte un susto pero de los de verdad, recordaba los grupos de mujeres emberá y de otras etnias indígenas del pacífico colombiano. Esos que están en este momento tratando de cambiar su situación, apostando por la paz, por mantener su identidad y por conseguir igualdad al mismo tiempo. ¡Al mismo tiempo, por favor, a ver si esta vez en la historia sí se consigue! Las mujeres emberá se pintan con jagua y achiote y danzan y me miran, y sonríen, y no puedo evitar querer gritar y llevar esa segunda pulsera como si fuera un tatuaje.

Alma tuareg, alma emberá. Ellas nunca han tenido lugar para su patria en paz. Quieren conseguirlo.

Por favor, no me abandonen mujeres, no me abandonen ninguna. Guíen a esta torpe a la que nada le falta a encontrarse. Unamos almas, cantemos, lloremos, riamos y gritemos, pero por favor no en las nubes sino con la fuerza de los pies puestos en tierra, para que no se nos deje de oír. El sonido de la voz se graba, mis queridas, y también el de la palabra escrita.

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*Durante años, el pueblo tuareg ha participado en guerras que no eran la suya, mucho antes de las rebeliones que comienzan en 2012. En estos conflictos, las mujeres han sido utilizadas como “armas de guerra”. No he encontrado artículos en español sobre la situación de los años 80 del pueblo tuareg, y mucho menos de las mujeres como mi amiga, pero esta entrevista a un mercenario pagado por Gadafi puede dar pistas:
Pregunté sobre las acusaciones de que las fuerzas de Gaddafi habíanviolado a las mujeres. “Nunca vi eso”, aseveró. Pero su unidad encontró ungrupo de mujeres que aseguran haber sido violadas por hombres de Sudán y Egipto que habían estado combatiendo con los rebeldes.