Post pendiente Nº2 de 2
Desde que llegué a Manila el 9 de marzo de 2019 no ha parado de hacer sol. Nuevo continente, nuevas sensaciones en todos los aspectos. La vida que se complica un poco más pero no evita cambios y decisiones. Y de repente, volviendo en avión del cuarto de mis viajes a la isla de Mindanao, en el sur de Filipinas, comienza una lluvia torrencial que se asemeja a aquellas de Colombia y recuerdo que tenía un post pendiente sobre mí despedida allá.
Quizá la lluvia me recordó eso por ser una
de las pocas cosas que he encontrado iguales aquí y allí. Quizá no había
conseguido sacarme ese nudo del estómago que he llevado conmigo por casi medio
año y por eso no era el momento. O quizá sencillamente no he tenido tiempo con
los viajes, el nuevo trabajo y la peque de casi dos años.
Las últimas semanas en Colombia no fueron
para nada especiales. Seguimos con la rutina de cada día como si nada fuera a
pasar. Quizá haya sido el mejor lugar en el que yo alguna vez haya trabajado y
donde me haya mudado, pero la salida ha sido mucho más suave de lo que
imaginaba. Ha habido camiseta y taza de recuerdo de mi oficina, ha habido
desprendimiento y cosas vendidas y regaladas, ha habido mucho parque para
aprovechar el verde que ya no tendremos aquí, también un temazcal reponedor, y
ha habido achuchones y lágrimas, pero pocas.
Esta publicación puede servirme para
mantener la cordura en mis nuevos tiempos y nueva vida. Y eso pasa por ser
feliz, no olvidar y esperar que el destino me lleve de vuelta. Algo habrá
quedado, eso espero, al menos algo digno de contar en el tiempo que tengo
durante la siesta de mi hija. Y es esto que comparto. No hay fotos, porque
quisiera transmitir los sentimientos en palabras. Colombia ha sido el lugar que
más me ha cambiado la vida, y yo que pensaba que había sido Bolivia. Aunque
todo lleva a algo y todo es por algo. No hubiera habido un lugar sin haber
pasado por otro antes.
Gracias gente a la que he conocido. Gracias
procesos que he vivido. Gracias trabajo por haberme reconocido. Gracias mundo
por mantenerme en él y por traer a bellos seres que me acompañan. Gracias
playas. Gracias montañas. Gracias parajes y mensajes. Gracias a los
aprendizajes que traigo a Asia en esta ajetreada época que tengo por delante. No
puedo parar de dar las gracias, mejor lo dejo aquí. Gracias.
Que bonitos pensamientos Raquelita! Y las muchas experiencias más que la vida te brindará. Éxitos cuñis
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